No puedo creer que sólo falten 10 días para irme, muchos me preguntan si estoy nerviosa y la verdad no lo estoy, sin embargo, no puedo evitar sentir un dejo de ansiedad cuando pienso en que voy directo hacia lo desconocido; hacia un país completamente nuevo, donde no conozco a nada ni nadie, donde lo único que me anima y me inspira son las historias que he escuchado y que me mueve a querer escribir las propias. Porque necesito historias personales, es más, estoy sedienta de ellas y de lo que sus matices puedan entregarme. Hace mucho tiempo que me convertí en oyente y deje de ser relatora, hoy quiero revertir ese proceso y quiero comenzar a relatar nuevamente, a escribir mis vivencias y mis sentimientos y a compartirlas con ustedes, que mejores lectores que la gente que me quiere, mi gente.
Los voy a extrañar mucho por allá, ya una vez estuve fuera y se las cosas que pasan por la mente y por el corazón. Aunque esa vez, cuando tenía 17 años, fue por un período más corto de tiempo, igualmente me da una idea de como transcurre la vida cuando se está lejos de la patria y de la familia. Voy a extrañar muchas cosas por aquí; los primos y los amigos, a mi madre y mi padre, mi pieza, el vino chileno, la cerveza Patagona, la marraqueta, a la Luna, a la Almendra y a todo el equipo completo de gatos malcriados que tengo; al Leonardo, a la Donatella, al Clifford y al Señor Lápiz y a mis libros, mi pc recién estrenado en septiembre. Aayy, parece que me alargue, parece que me emocioné, parece que la fecha ya está cerca.